Ya es costumbre que al comienzo de cada año tengamos en nuestra cabecita los nuevos propósitos de año nuevo. Ir al gimnasio, llevar una alimentación saludable, leer más, dejar de fumar, aprender a decir que no, sacarse el carné de conducir o aprender esa receta que se resiste… Estos son algunos de los más comunes…
De hecho, la gran mayoría de los propósitos que hacemos cada año, tienen relación con aquellos hábitos o conductas que no consideramos saludables. Por eso, y aprovechando que cada año es diferente, el 1 de Enero las redes sociales se llenan de propósitos y promesas, que como muy tarde, se suelen olvidar al final de mes.
Por ello, te traemos algunas claves para que no decaigas y consigas tu objetivo.
Ponte metas realistas
Está muy bien soñar a lo grande, pero siempre tenemos que ser conscientes del tiempo que disponemos. Es cierto que podemos conseguir todo lo que nos proponemos, pero quizá sea más fácil empezar por objetivos más fáciles, que tengan metas a corto plazo, para así no cansarnos.
Escribe tu objetivo y tenlo a la vista

En muchísimos casos, a las personas con una mente más visual les ayuda mucho ver escritos sus objetivos en algún calendario o agenda. Además, esto es muy útil a la hora de ir tachando cada día, si has logrado, o no, tu objetivo. Esto nos puede ayudar a tener más motivación y a no rendirnos.
Paciencia
Normalmente, llamamos propósito a aquello que vemos difícil de conseguir o que se nos resiste. Por ello, no te rindas a la primera. Los cambios siempre son buenos y nos ayudan a mejorar. Date tu tiempo y respira. Todo va saliendo.
Red de apoyo
En numerosas ocasiones, contarle nuestras cosas a alguien es bueno. Así, somos conscientes de que no solo nosotros estamos esperando algo de nosotros mismos, si no que, llegará el día en el que alguien nos pregunte que tal vamos «con eso». En ese momento, y aunque no en todas las personas, pero si en la mayoría, se nos une el orgullo con la valentía y queremos decir «que sí, que muy bien, que todo va como nosotros esperábamos».
Así que, y aunque nuestros propósitos deban cumplirse siendo una meta personal, contarle nuestras metas y esfuerzos a alguien de confianza nos puede hacer que, en los momentos de bajón, no abandonemos. Al fin y al cabo, el ser humano espera mucho de si mismo y en consecutiva, cree que todos esperan lo mismo.
Además, tener el apoyo de alguien cercano siempre reconforta. Saber que no estás solo ante esa meta y que tienes a alguien que te da su mano es muy satisfactorio.
No tengas miedo al fracaso

No somos perfectos y también tenemos derecho a fallar. Eso no significa que por una vez, tengamos que abandonar nuestro objetivo. Las metas grandes son para los valientes y el inicio está lleno de cobardes. Abróchate el cinturón y dale caña. No te rindas.
Tú puedes con esto y con más.